Textos:
Mazzini. “Italia, Austria y el Papa”.
“Una
nación es la asociación de todos los hombres que, agrupados por la
lengua, por ciertas condiciones geográficas o por el papel desempeñado
en la historia, reconocen un mismo principio y marchan, bajo el impulso
de un derecho unificado, a la conquista de un mismo objetivo definido.
(...) La patria es, ante todo, la conciencia de la patria.”
2. Mazzini. ¿Qué es una nación? 1850.
Somos
un pueblo de 21 a 22 millones de hombres, conocidos desde tiempo
inmemorial con un mismo nombre -el pueblo italiano-; vivimos entre los
límites naturales más precisos que Dios haya trazado jamás -el mar y las
montañas más altas de Europa-; hablamos la misma lengua,(...) tenemos
las mismas creencias, las mismas costumbres y hábitos, (...) nos
sentimos orgullosos del más glorioso pasado político, científico y
artístico que se ha conocido en la historia europea (...).
No tenemos ni bandera, ni nombre político, ni un puesto entre las naciones europeas (...) Estamos desmembrados en ocho Estados (...) independientes unos de otros, sin alianza, sin unidad de destino, sin relación organizada entre ellos (...). No existe libertad ni de prensa, ni de asociación, ni de palabra, (...); nada. Uno de estos Estados que comprende la cuarta parte de la península, pertenece a Austria: los otros padecen ciegamente su influencia.
No tenemos ni bandera, ni nombre político, ni un puesto entre las naciones europeas (...) Estamos desmembrados en ocho Estados (...) independientes unos de otros, sin alianza, sin unidad de destino, sin relación organizada entre ellos (...). No existe libertad ni de prensa, ni de asociación, ni de palabra, (...); nada. Uno de estos Estados que comprende la cuarta parte de la península, pertenece a Austria: los otros padecen ciegamente su influencia.
3.
3.- Fichte. “Discursos a la nación alemana, 1807".
“Todos
los que hablan un mismo idioma (...) hállanse unidos entre sí desde el
principio por un cúmulo de lazos invisibles (...) de modo que los
hombres no forman una nación porque viven en este o el otro lado de una
cordillera de montañas o un río, sino que viven juntos (...) porque
primitivamente, y en virtud de leyes naturales de orden superior,
formaban ya un pueblo.
Así la nación alemana, gracias a poseer un idioma y una manera de pensar comunes, hallábase suficientemente unida y se distinguía con claridad de los demás pueblos de la vieja Europa...”
Así la nación alemana, gracias a poseer un idioma y una manera de pensar comunes, hallábase suficientemente unida y se distinguía con claridad de los demás pueblos de la vieja Europa...”
4. Johann Gottlieb Fichte. Discursos a la nación alemana. 1808.
"Quien
habia nacido dentro del ámbito de la lengua alemana era considerado
ciudadano por partida doble; por una parte, era ciudadano del Estado en
que había nacido, a cuya protección era encomendado; por otra, era
ciudadano de toda la patria común de la nación alemana. [. .. ] De la
misma manera que, sin lugar a duda, es cierto que, allí donde hay una
lengua específica, debe existir también una nación especifica con
derecho a ocuparse de sus asuntos con autonomía y a gobernarse ella
misma, puede a su vez decirse que un pueblo que ha dejado de gobernarse a
sí mismo tiene también que renunciar a su lengua y confundirse con el
vencedor a fin de que surjan la unidad y la paz interior (..)"
5. Discurso de Bismarck, 1862.
No
es en el liberalismo (…) sino más bien en la fuerza y la potencia de
Prusia donde Alemania tiene puestos sus ojos. (…) Prusia ha de reunir
sus fuerzas y esperar el momento oportuno.
Las
fronteras que el Congreso de Viena dio a Prusia no son buenas. Éste no
es un tema ni para hacer discursos ni para buscar el voto de la mayoría;
las grandes cuestiones de nuestro tiempo (…) se resolverán por el
hierro (armas) y la sangre.
Nabucco
Tras el éxito de su primera ópera, Oberto, estrenada en la Scala de Milán en 1839, Giuseppe Verdi (Roncole 1813 - Milán 1901)
obtuvo el encargo de componer dos nuevas óperas para representarse en
las siguientes y sucesivas temporadas. Su segunda ópera, la cómica Un giorno di regno, supuso un rotundo fracaso y la ruptura del contrato con Merelli, director del teatro.
Una
tarde de invierno, ambos se cruzaron por la calle y el empresario le
puso al maestro en las manos el manuscrito del nuevo libreto de
Temistocle Solera, rechazado por el compositor alemán Otto Nicolai,
basado en la biografía del rey babilónico Nabocodonosor II. Verdi
se topó con un libreto que no tenía intención alguna de leer, y apenas
llegó a casa lo dejó caer encima de su escritorio. A consecuencia de
este gesto, las hojas se abrieron y el compositor vino a leer un verso
que le llenó de curiosidad: "Va' pensiero sull'ali dorate" (Vuela
pensamiento, sobre alas doradas). Siguió leyendo y quedó tan fascinado
que pasó toda la noche completando la lectura del libreto,
aprendiéndoselo casi de memoria. Así pues, los versos de Solera habían
entrado en el corazón de Verdi para, día tras día, encontrar la fuerza
para componer su nueva ópera, concluida en otoño de 1841.
El
autor del libreto de esta ópera en cuatro actos fue Temístocle Solera
(1815 - 1878), quien narra la invasión del reino de Judea por parte del
rey babilónico Nabucodonosor II en el año 586 a. de C., cuando fue
destruido el templo de Jerusalén y los vencidos hebreos deportados a
Babilonia. Con Temistocle Solera, el maestro de Roncole se adentra en la
etapa más temprana de su producción. Los sentimientos patrióticos
azuzados por Nabucco también se expresaron en óperas verdianas posteriores: Los lombardos, Los dos Foscari, o Juana de Arco,
que hicieron de Verdi el músico de la causa nacional por excelencia
durante dos décadas, hasta que Italia venció (y nació) con la coronación
del rey Víctor Manuel II de Saboya (1861).
En
lo temático tales óperas tienen el común denominador de exaltar valores
En esta ópera se exaltan valores patrios y libertarios, que en los
tiempos del "risorgimento" italiano provocaban el delirio del público,
más aun cuando la música se presentaba llena de fáciles, rítmicas e
incluso marciales melodías.
El éxito de Nabuccodonosor
fue inmenso y acompañaría a Verdi hasta el final de su vida. Numerosos
teatros italianos y extranjeros la acogieron en sus temporadas (a España
llegó por vez primera a Barcelona, el 2 de mayo de 1844). En uno de
estos, el San Jaime de Corfú (Grecia), en septiembre de 1844, tanto el
nombre del protagonista como el título se convirtieron definitivamente
en Nabucco.
Nabucco
fue el gran éxito que decidió la larga y brillante carrera operística
de Verdi y le hizo popular y amado en Italia. A pesar de los innegables
valores musicales de la partitura, contribuyeron sin duda a ese éxito
los sentimientos patrióticos del pueblo italiano oprimido por el Imperio
austriaco, que se vio identificado en la historia bíblica del pueblo de
Israel oprimido por Babilonia. Porque Nabucco no representa sólo
una ópera de tema bíblico o el mencionado drama político-amoroso de sus
protagonistas -de conflictos humanos bien definidos-, sino un fresco
coral estático, siendo el pueblo hebreo en su conjunto quien alcanza el
nivel más alto de eficacia escénica y de lirismo. Un ejemplo evidente es
el mencionado coro del tercer acto "Va' pensiero sull'ali dorate" que
los hebreos prisioneros condenados a trabajos forzados cantan a la
orilla del río Éufrates añorando su patria, número musical que hubo de
repetirse la primera noche de su estreno.
Según Japoco Caponi, biógrafo de Verdi, "Verdi
comenzó a instigar la acción patriótica con su música. Los extranjeros
nunca podrán comprender la influencia que durante un cierto tiempo
ejercieron las ardientes melodías que Verdi concebía cuando situaciones,
o incluso versos aislados, evocaban la desgraciada condición en que se
hallaba el pueblo italiano, sus recuerdos, sus esperanzas". Este juicio puede completarse con el del compositor Luigi Dallapiccola, quien señala que "el fenómeno Verdi es inconcebible sin ligarlo al risorgimento italiano.
No importa que Verdi haya desempeñado en él un importante papel o no.
Lo que interesa es que absorbió su atmósfera y su tono, y formuló, tanto
en palabras como en música, un estilo a través del cual el pueblo
italiano encontró la clave de su dramática situación y vibró con ella".
"Va' pensiero", casi un himno nacional, se convirtió en el grito de
reunión para la resistencia italiana a la ocupación austriaca. El pueblo
italiano anhelaba la coronación de Víctor Manuel de Saboya como rey de
la Italia unificada. Y hasta el mismo nombre Verdi pasó a ser símbolo de
la causa patriótica, ya que sus siglas indicaban en acróstico "Vittorio
Emanuele Re D'Italia", burlando así la censura de la temida policía
austriaca.
Más de medio siglo después, el 27 de enero de 1901, murió Giuseppe
Verdi, y cientos de miles de personas acompañaron sus restos entonando
espontáneamente el "Va' pensiero".
Aquí tenéis el enlace con el famoso "Va' pensiero", interpretado en 2002 por el Coro del Metropolitan Ópera House de Nueva York.
http://www.youtube.com/watch?v=DzdDf9hKfJw&feature=player_detailpage