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lunes, 19 de noviembre de 2012

La segunda mitad del s. XIX conoce el nacimiento de una nueva ideología:" EL NACIONALISMO", por los textos que a continuación tienes puedes descubrir  en que consiste el concepto de NACIÓN y en qué  se basan los nacionalismos
Textos:

Mazzini. “Italia, Austria y el Papa”.

“Una nación es la asociación de todos los hombres que, agrupados por la lengua, por ciertas condiciones geográficas o por el papel desempeñado en la historia, reconocen un mismo principio y marchan, bajo el impulso de un derecho unificado, a la conquista de un mismo objetivo definido. (...) La patria es, ante todo, la conciencia de la patria.”


 

2.     Mazzini. ¿Qué es una nación? 1850.

Somos un pueblo de 21 a 22 millones de hombres, conocidos desde tiempo inmemorial con un mismo nombre -el pueblo italiano-; vivimos entre los límites naturales más precisos que Dios haya trazado jamás -el mar y las montañas más altas de Europa-; hablamos la misma lengua,(...) tenemos las mismas creencias, las mismas costumbres y hábitos, (...) nos sentimos orgullosos del más glorioso pasado político, científico y artístico que se ha conocido en la historia europea (...).
No tenemos ni bandera, ni nombre político, ni un puesto entre las naciones europeas (...) Estamos desmembrados en ocho Estados (...) independientes unos de otros, sin alianza, sin unidad de destino, sin relación organizada entre ellos (...). No existe libertad ni de prensa, ni de asociación, ni de palabra, (...); nada. Uno de estos Estados que comprende la cuarta parte de la península, pertenece a Austria: los otros padecen ciegamente su influencia.

 

3.    
 3.-        Fichte. “Discursos a la nación alemana, 1807".

 “Todos los que hablan un mismo idioma (...) hállanse unidos entre sí desde el principio por un cúmulo de lazos invisibles (...) de modo que los hombres no forman una nación porque viven en este o el otro lado de una cordillera de montañas o un río, sino que viven juntos (...) porque primitivamente, y en virtud de leyes naturales de orden superior, formaban ya un pueblo.
Así la nación alemana, gracias a poseer un idioma y una manera de pensar comunes, hallábase suficientemente unida y se distinguía con claridad de los demás pueblos de la vieja Europa...”


 

4.     Johann Gottlieb Fichte. Discursos a la nación alemana. 1808.

"Quien habia nacido dentro del ámbito de la lengua alemana era considerado ciudadano por partida doble; por una parte, era ciudadano del Estado en que había nacido, a cuya protección era encomendado; por otra, era ciudadano de toda la patria común de la nación alemana. [. .. ] De la misma manera que, sin lugar a duda, es cierto que, allí donde hay una lengua específica, debe existir también una nación especifica con derecho a ocuparse de sus asuntos con autonomía y a gobernarse ella misma, puede a su vez decirse que un pueblo que ha dejado de gobernarse a sí mismo tiene también que renunciar a su lengua y confundirse con el vencedor a fin de que surjan la unidad y la paz interior (..)"


5.    Discurso de Bismarck, 1862.

      No es en el liberalismo (…) sino más bien en la fuerza y la potencia de Prusia donde Alemania tiene puestos sus ojos. (…) Prusia ha de reunir sus fuerzas y esperar el momento oportuno.
      Las fronteras que el Congreso de Viena dio a Prusia no son buenas. Éste no es un tema ni para hacer discursos ni para buscar el voto de la mayoría; las grandes cuestiones de nuestro tiempo (…) se resolverán por el hierro (armas) y la sangre.

Nabucco

     Tras el éxito de su primera ópera, Oberto, estrenada en la Scala de Milán en 1839, Giuseppe Verdi (Roncole 1813 - Milán 1901) obtuvo el encargo de componer dos nuevas óperas para representarse en las siguientes y sucesivas temporadas. Su segunda ópera, la cómica Un giorno di regno, supuso un rotundo fracaso y la ruptura del contrato con Merelli, director del teatro.

      Una tarde de invierno, ambos se cruzaron por la calle y el empresario le puso al maestro en las manos el manuscrito del nuevo libreto de Temistocle Solera, rechazado por el compositor alemán Otto Nicolai, basado en la biografía del rey babilónico Nabocodonosor II. Verdi se topó con un libreto que no tenía intención alguna de leer, y apenas llegó a casa lo dejó caer encima de su escritorio. A consecuencia de este gesto, las hojas se abrieron y el compositor vino a leer un verso que le llenó de curiosidad: "Va' pensiero sull'ali dorate" (Vuela pensamiento, sobre alas doradas). Siguió leyendo y quedó tan fascinado que pasó toda la noche completando la lectura del libreto, aprendiéndoselo casi de memoria. Así pues, los versos de Solera habían entrado en el corazón de Verdi para, día tras día, encontrar la fuerza para componer su nueva ópera, concluida en otoño de 1841.

      El autor del libreto de esta ópera en cuatro actos fue Temístocle Solera (1815 - 1878), quien narra la invasión del reino de Judea por parte del rey babilónico Nabucodonosor II en el año 586 a. de C., cuando fue destruido el templo de Jerusalén y los vencidos hebreos deportados a Babilonia. Con Temistocle Solera, el maestro de Roncole se adentra en la etapa más temprana de su producción. Los sentimientos patrióticos azuzados por Nabucco también se expresaron en óperas verdianas posteriores: Los lombardos, Los dos Foscari, o Juana de Arco, que hicieron de Verdi el músico de la causa nacional por excelencia durante dos décadas, hasta que Italia venció (y nació) con la coronación del rey Víctor Manuel II de Saboya (1861).
      En lo temático tales óperas tienen el común denominador de exaltar valores En esta ópera se exaltan valores patrios y libertarios, que en los tiempos del "risorgimento" italiano provocaban el delirio del público, más aun cuando la música se presentaba llena de fáciles, rítmicas e incluso marciales melodías.
      El éxito de Nabuccodonosor fue inmenso y acompañaría a Verdi hasta el final de su vida. Numerosos teatros italianos y extranjeros la acogieron en sus temporadas (a España llegó por vez primera a Barcelona, el 2 de mayo de 1844). En uno de estos, el San Jaime de Corfú (Grecia), en septiembre de 1844, tanto el nombre del protagonista como el título se convirtieron definitivamente en Nabucco.
      Nabucco fue el gran éxito que decidió la larga y brillante carrera operística de Verdi y le hizo popular y amado en Italia. A pesar de los innegables valores musicales de la partitura, contribuyeron sin duda a ese éxito los sentimientos patrióticos del pueblo italiano oprimido por el Imperio austriaco, que se vio identificado en la historia bíblica del pueblo de Israel oprimido por Babilonia. Porque Nabucco no representa sólo una ópera de tema bíblico o el mencionado drama político-amoroso de sus protagonistas -de conflictos humanos bien definidos-, sino un fresco coral estático, siendo el pueblo hebreo en su conjunto quien alcanza el nivel más alto de eficacia escénica y de lirismo. Un ejemplo evidente es el mencionado coro del tercer acto "Va' pensiero sull'ali dorate" que los hebreos prisioneros condenados a trabajos forzados cantan a la orilla del río Éufrates añorando su patria, número musical que hubo de repetirse la primera noche de su estreno.
      Según Japoco Caponi, biógrafo de Verdi, "Verdi comenzó a instigar la acción patriótica con su música. Los extranjeros nunca podrán comprender la influencia que durante un cierto tiempo ejercieron las ardientes melodías que Verdi concebía cuando situaciones, o incluso versos aislados, evocaban la desgraciada condición en que se hallaba el pueblo italiano, sus recuerdos, sus esperanzas". Este juicio puede completarse con el del compositor Luigi Dallapiccola, quien señala que "el fenómeno Verdi es inconcebible sin ligarlo al risorgimento  italiano. No importa que Verdi haya desempeñado en él un importante papel o no. Lo que interesa es que absorbió su atmósfera y su tono, y formuló, tanto en palabras como en música, un estilo a través del cual el pueblo italiano encontró la clave de su dramática situación y vibró con ella".
      "Va' pensiero", casi un himno nacional, se convirtió en el grito de reunión para la resistencia italiana a la ocupación austriaca. El pueblo italiano anhelaba la coronación de Víctor Manuel de Saboya como rey de la Italia unificada. Y hasta el mismo nombre Verdi pasó a ser símbolo de la causa patriótica, ya que sus siglas indicaban en acróstico "Vittorio Emanuele Re D'Italia", burlando así la censura de la temida policía austriaca.
      Más de medio siglo después, el 27 de enero de 1901, murió Giuseppe Verdi, y cientos de miles de personas acompañaron sus restos entonando espontáneamente el "Va' pensiero".
Aquí tenéis el enlace con el famoso "Va' pensiero", interpretado en 2002 por el Coro del Metropolitan Ópera House de Nueva York.
http://www.youtube.com/watch?v=DzdDf9hKfJw&feature=player_detailpage